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domingo, 16 de mayo de 2021

15M - VALORACION Y CRITICA POR JOSE LUIS GARCIA RUA (IN MEMORIAM)



饾煆饾煋-饾悓.  Valoraci贸n y cr铆tica || Por Jos茅 Luis Garc铆a R煤a (in memoriam).

#15M || La juventud fue siempre mi medio. Siempre escuch茅 a mayores con inter茅s, gana de saber y respeto, pero mi acci贸n fue siempre dirigida, en primer t茅rmino, a los j贸venes, quiz谩 porque, de ni帽o, adolescente y ya crecido, siempre me gustaron los ni帽os, quiz谩 porque siempre, para m铆 mismo dese茅 la condici贸n de ni帽o y me inclin茅 a las naturalezas espont谩neas, posiblemente tambi茅n por mi oficio de ense帽ante y convivente en centros de estudio de la m谩s variada 铆ndole. CRAS (Comunas Revolucionarias de Acci贸n Socialista), el grupo pol铆tico-social que yo promocion茅 en los 煤ltimos a帽os de los sesenta y que prob贸 en la 茅poca una notable eficacia fue un movimiento joven. Organizado ya con viejas estructuras clandestinas, admir茅 el valor, la lucha y la inquebrantable fe de los viejos, pero mi esperanza estuvo siempre en la juventud. Por eso, aunque para muchos fue 茅ste, el llamado 15M, un movimiento inesperado, yo s铆 llevaba y llevo esperando mucho tiempo este levantamiento. Amagos de cosas parecidas y hasta bien fundamentadas hubo antes, pero siempre el papel corruptor, manipulador y ofuscador del Estado se sali贸 con la suya en trastear, envenenar y destruir los impulsos juveniles. En esta ocasi贸n, sin embargo, el Estado est谩 ya perdiendo los papeles, al Capital no le salen las cuentas y el 铆mpetu vital de los j贸venes ha hecho colmar el vaso. La juventud, con los ojos todav铆a medio abiertos, se decidi贸, al fin, a tomar la palabra y sacudir el infernal status quo establishment. Est谩 todav铆a por ver si de 茅sta es de todo y a por todas, o si habr谩 fuerzas retardatarias que logren, una vez m谩s, embaucar, adormecer, enga帽ar y destruir al grueso de los levantados.

Las razones del levantamiento son varias, diversas y, desgraciadamente, oscuras en algunos puntos centrales, hasta el extremo de que, ante el hecho de la disposici贸n resuelta de la juventud, es visible que determinadas fuerzas han estado y siguen estando en la tesitura de provocar o aprovechar el levantamiento con vistas a una recuperaci贸n del prestigio perdido que concluya en una integraci贸n de la movida en puras reformas formales que dieran alguna fuerza y estabilidad al tambaleante Estado de la actualidad.

Si prescindimos del a priori, siempre inc贸gnito como fen贸meno acabado, el a posteriori no deja, en esto, lugar a dudas esenciales. Que uno se mueva, a este respecto, en 谩mbitos de sospecha no presupone ning煤n indicio de paranoia conspiracionista, pues las cr铆ticas al capitalismo, bien fundadas pero puramente reformistas, por parte de Susan George, el grito refundatorio del Capital promovido por Sarkozy, los reiterados y reiterativos trabajos de Ignacio Ramonet al frente de Le Monde Diplomatique, con su instrumento Attac como propuesta pol铆tica, alimentadora del sector antiglobalizaci贸n, viajero permanente a Porto Alegre en el Foro Social y claramente subvencionado por algunas multinacionales francesas, el hecho de que Attac haya estado presente en la generaci贸n internetiana de la cosa; que se haya luego silenciado ante la consigna “no partidos”, pero que, habiendo sido expresa y unilateralmente llamado, aparece en momentos claves para dar a luz con su voto a manifiestos claramente rechazados por la mayor铆a desorganizada, como en el caso del 15-O en Palma de Mallorca; el hecho de que Ricardo Garc铆a Zaldivar, presidente de Attac en Espa帽a, aluda al descontento de la juventud y su anhelo de horizontalidad y rotaci贸n, como ocasi贸n favorable, para a帽adir a continuaci贸n, en justificaci贸n y alabanza de la labor de su grupo: “hab铆a aceite y huevo, pero no mayonesa”, con lo que quer铆a significar que ellos se encargaron de hacerla, es tambi茅n altamente significativo y todo ello, en conjunto, aporta m谩s datos explicativos a las disensiones internas del movimiento que la pura alusi贸n a grupos inorganizados naturalmente diferentes. Las propuestas, seg煤n un comentario an贸nimo muy bien informado, no son algo est谩tico, y desde el 15 de mayo se ha desarrollado un intenso debate tanto en la red como en las asambleas. Los 8 puntos del manifiesto de "Democracia Real Ya " han sido el punto de partida de muchos debates. Desde entonces ha habido movimientos en varios sentidos. Por una parte se puede destacar la llamada al “consenso de m铆nimos”que pretend铆a enfocar los esfuerzos en los puntos del manifiesto dedicados a la mejora de la participaci贸n y la renovaci贸n de la democracia, excluyendo, as铆, las reivindicaciones sociales y econ贸micas. Algunos de los defensores de esta postura argumentaban que estos puntos constitu铆an el medio y las exigencias econ贸micas el fin, es decir, que, mejorando la participaci贸n en el sistema democr谩tico, podr铆an plantearse y alcanzarse los objetivos sociales y econ贸micos. Otros simplemente pretend铆an eliminar el contenido social y el cariz izquierdista del movimiento. La propuesta del refer茅ndum del 15 de octubre, lanzada, por otra parte, con oscurantismo y de forma unilateral por un sector muy minoritario de la Acampada Sol, que hab铆a sido incapaz de convencer a la asamblea, es un ejemplo de esta tendencia. Otro ejemplo: que en la redacci贸n del manifiesto convocador en red de "Democracia Real Ya" hayan intervenido empresarios como Ricardo Gallio Julio Alonso, un profesor como Enrique Dans o abogados como S谩nchez Almeida, J. Maestre, D. Bravo y J. De la Cueva, puede tener cierta significaci贸n sobre el car谩cter de ese primer lanzamiento. Que, en el desarrollo posterior muestren su enardecido apoyo la empresaria multinacional del grupo Zara, Rosal铆a Mera o Francisco Gonz谩lez, presidente del BBVA, as铆 como, claramente, partidos o grupos de izquierda comprometidos de hoz y coz en  el Estado siguen dando p谩bulo a la sospecha sobre a prioris y a posterioris concretos.

Que, en el origen del movimiento y como acicate, interviniera la cuesti贸n Ley Sinde sobre cuya aprobaci贸n pesaron las presiones del embajador americano en Espa帽a, siguiendo instrucciones del vicepresidente USA Joe Biden (lo que dio lugar a que la ley pasara a nombrarse, con rechifla, Ley Biden-Sinde), con el fin de restringir el uso de Internet, evitando infiltraciones como las que dieron lugar al caso Wikileaks, tampoco es ajeno a la sospecha. Los or铆genes del movimiento en la red, Facebook, blogs y Twitter nos presentan ya grupos inconexos como "Democracia Real Ya " (DRY), "Juventud Sin Futuro" (JSF), "No les Votes " (NLV), "Estado del Malestar", "Plataforma Ciudadana"…que, en su arranque, promueven ya lo que en la gran generalidad de la juventud es voluntad operativa, la asamblea, la horizontalidad, la rotaci贸n de quehaceres, el miedo a la contaminaci贸n de lo desconocido, junto al rechazo pol铆tico, total en unos casos, por simple desconfianza, en otros.

El arranque no puede ser m谩s expl铆cito en la intenci贸n aglutinadora de pluralidades. Su pancarta de cabecera lo dice todo, “No somos mercanc铆a en manos de pol铆ticos y banqueros”, m谩s que suficiente para atraer la tromba y producir la ola. Junto a los grupos ya mencionados, m谩s inconcretos o con relaciones m谩s oscuras, se suman, al primer toque, grupos virtuales como "Anonymous " o izquierdistas con o sin partido y libertarios de diferentes especies. Lo claro y fundamentalmente aglutinante es el aire y la metodolog铆a de car谩cter libertario: base, asamblea, horizontalidad, no vanguardias. Esto es lo fundamentalmente unitivo.

Pronto, sin embargo, en el propio Manifiesto del fin del 15 M, aparecen diferencias radicales y dif铆cilmente conciliantes, de mantenerse igual. En el caso de Palma de Mallorca se repite, para la manifestaci贸n del 15 de Octubre, la misma historia, con el agravante de la aparici贸n de maquinaciones. All铆, los elementos claramente transformadores son borrados del mapa en el Manifiesto, cuatro meses despu茅s de iniciado el Movimiento. En 茅l no se hablaba de la necesidad de la extensi贸n de las asambleas, de la b煤squeda de una huelga general ni de la voluntad de superaci贸n del capitalismo como tal. Sus reivindicaciones fueron puramente reformistas, como la del voto electr贸nico, la daci贸n de pago, un refer茅ndum, el libre acceso al cr茅dito, el control de los mercados y finanzas o el reconocimiento de los poderes pol铆ticos, jur铆dicos y militares. Lo “democr谩tico” hubiera sido poner s贸lo los puntos comunes o exponer todas las posturas. Pero no. ¿C贸mo fue, entonces, posible la aprobaci贸n del manifiesto? El copo de comisiones y la b煤squeda de prioridad informativa y convocante son manifiestos (caso de Palma en el 15-O) y probativos, ambos, de desigualdad y diferencias inconciliables.

Las posiciones claramente ciudadanistas est谩n s贸lo por buscar la manera de que el Estado se abra un poco a la participaci贸n ciudadana, con el m铆nimo resultado de unos cambios formales, pero en total ignorancia de la etiolog铆a y finalidad de la actual situaci贸n de crisis, de la ambigua y desigual lucha entre los Estados y el gran Capital financiero por la primac铆a absoluta del poder (con resultados claramente favorables a este 煤ltimo) y preparatoria de lo que puede o podr铆a ser la historia de la humanidad en los pr贸ximos cuarenta o cincuenta a帽os. El papel del izquierdismo pol铆tico, desde fuera, por antonomasia, y desde dentro, como elemento manipulador, al menos en el m茅todo, no est谩 lejos de las posiciones ciudadanistas: para ellos, ampliar su influencia en los asuntos de Estado y de gobierno, con la pretensi贸n, al menos propagand铆stica, de defender y mantener el Estado del Bienestar, cosa en la que, dif铆cilmente, pueden creer ellos mismos, o, en todo caso, hacerse fuertes para obtener apoyos en esta reivindicaci贸n y combatir, as铆, al Capitalismo financiero para acceder, 煤nico recurso, al Capitalismo de Estado, con todos los cambios pol铆ticos que ello conlleva, en todo caso, hipercentralizaci贸n y autoridad para dirigir un mundo de privaci贸n y recortes econ贸micos, tarea en la que derechas e izquierdas se confunden. Esa es o ser铆a la raz贸n de su apoyo t谩ctico y met贸dico al proceder ciudadanista de promover, y en su caso, forzar manifiestos, que no acuerdos, en las diferentes fases del desarrollo iniciado el 15 de Mayo.

Gente sin formaci贸n ideol贸gica, sin ideas ni perspectivas pol铆ticas puede ser y es de hecho fuertemente atra铆da por la metodolog铆a externa de participaci贸n y apertura, pero su ingenuidad y carencia de ideas y de experiencia en las luchas pol铆ticas puede ser llevada de comparsa mec谩nica al seguidismo de conclusiones tortuosamente tomadas. Las posiciones libertarias tienen a su favor que la metodolog铆a general de la voz convocatoria, la horizontalidad, el asamble铆smo, el impulso de abajo, el apoliticismo, el no vanguardismo, 煤nicas perspectivas atrayentes para la juventud, constituyen la esencia del ser libertario, y ello ser铆a definitivo si las palabras y formulaciones se cohonestaran con los hechos, pero esto est谩 lejos de ser as铆.

Respecto a las causas inmediatas originarias del levantamiento pueden aducirse varias, de distinta 铆ndole, pero, en tal tarea, conviene distinguir las que conciernen al fondo de las que estriban en la s贸lo forma del mismo, y tampoco dejar de tener en cuenta que, en la valoraci贸n de las mismas, no deben olvidarse los presupuestos de inter茅s pol铆tico sobre quienes blanden unas y otras. Alguien dijo, en refuerzo de la afirmaci贸n de

Blonch de que las revueltas campesinas fueron tan inseparables del r茅gimen aristocr谩tico-feudal como la huelga lo es de la era industrial, que hoy puede afirmarse lo mismo del ciberactivismo como inseparable de la nueva era post-industrial y de la informaci贸n. A este respecto y con relaci贸n a la labilidad y movilidad de los medios cibern茅ticos puede traerse a colaci贸n la calificaci贸n de los movimientos apoyados en estos medios como de entidad l铆quida, tal como lo sostiene el fil贸sofo polaco Zigmunt Bauman. El concepto de liquidez aqu铆 opuesto al de solidez, y se emplea para caracterizar movimientos que no tienen consistencia en s铆 mismos, y que, por ello, tienen un muy probable destino de autodisoluci贸n. Yo veo en esta clase de juicios, a la vez que reconozco su brillantez, una cierta inseguridad por descuido de otros factores. Movimiento, y mucho m谩s masivo que el 15-M fue la movilizaci贸n general por el no a la guerra, en tiempos de la invasi贸n de Irak por los USA, pero este movimiento, que ten铆a una muy fuerte raz贸n de ser y consistencia en s铆 mismo, se quedo, no mucho tiempo m谩s tarde en agua de borrajas. Ser铆a, sin embargo, de una gran ligereza el calificar o encuadrar tal movimiento en el rango de "liquidez", seg煤n el lenguaje de Bauman, y el fen贸meno no tendr铆a una cabal explicaci贸n sin tener, en ello, en cuenta la enorme capacidad envenenadora de los medios de comunicaci贸n y el enorme aparato de integraci贸n de los Estados.

Es indudable que la crisis no puede dejar de actuar en el fen贸meno como un importante factor desencadenante. Potencialmente, tal factor habr铆a de ser un desencadenante general, con la restricci贸n de que los intereses creados de 谩mbito pol铆tico y sindical lo impidan. Ello produce un aun mayor desprestigio en estos medios, lo que no puede dejar de afectar a la visi贸n particular y general de la juventud, que se ve, en ello, m谩s desvalida, pero que tambi茅n, a la vez y por estar menos o nada sujeta y condicionada por aquellos medios institucionales o institucionalizados, se ve tambi茅n m谩s libre de expresar su deterioro, con un paro en s铆 misma superior al 43% y bajo los efectos en s铆 del descalabro en la burbuja inmobiliaria y en la tormenta hipotecaria. Estas y otras del mismo rango son razones de mucho peso para la originaci贸n del movimiento, pero lo m谩s importante y deseable, en ello, puede ser el hecho de despertar de una situaci贸n de ignominia moral a la que ha venido siendo sometida durante muy largo tiempo y m谩s concretamente desde el inicio del r茅gimen llamado de “transici贸n” hasta la fecha actual. Tenida desde largo tiempo en situaci贸n de amaestramiento, de desmemorizaci贸n construida, de dependencia familiar forzada, de desocupaci贸n, de envenenamiento social, de frivolizaci贸n, de sujeto de espect谩culo industrial, de sometimiento a los m谩s diferentes tipos de endrogamiento, de pasto de televisiones, de hedon铆sticas v铆as de marginalizaci贸n programada, de pleno vaciamiento de

contenidos reales, sin quehaceres propios de su naturaleza espont谩nea y social, sin ilusi贸n ninguna, sin ninguna esperanza. S贸lo esto puede ser o haber sido lo m谩s decisivo e importante para desprenderse de aquellos rasgos de liquidez que Zigmunt Bauman nos hablaba. Poner como decisivo del lanzamiento el texto “Indignaos” de St猫phane Hessel es conceder al movimiento juvenil una dosis de ligereza y futilidad, que, aunque ocasional y anecd贸ticamente se muestren en el mismo, no son, ni mucho menos, lo que de 茅l se puede detraer como sustancialmente definitorio. La gran inconsistencia del texto de Hessel y, m谩s aun, su pr谩ctica de seguidismo, halago y apoyo baboso al PSOE, cuando este partido se encuentra en el blanco de las iras de los levantados, descarta que la intenci贸n y acci贸n de tal personaje pueda tener nada que ver en la significaci贸n profunda del movimiento juvenil, fuera de los ecos medi谩ticos, exageradamente aumentados y, sin duda, intencionalmente mantenidos que la industria comunicativa le haya querido dar.

Recuperar una vida propia, escapar de un presente s贸rdido, de un horizonte cerrado en enga帽os, en mentiras manifiestas o peores aun por su disfraz de ret贸rica, en opresiones, robos, injusticias del sector mandante, en tapujos de toda 铆ndole, trampantojos de toda laya, presidido todo ello por el c铆nico lema machac贸n de “Estado de derecho”. El descaro m谩s rotundo, la insensatez m谩s lela, el jaleo y el ruido constante, ruido, siempre ruido y ruido ensordecedor de todo pensamiento, la imagen persistente, continua que mezcla espacios y tiempos no procesados mentalmente y destinados a confundir, a hacer flaquear confianzas y seguridades, a vaciar de contenido las voluntades…ese es el panorama del escape; escapar, escapar, escapar, no saben muy bien c贸mo, pero escapar. Esa parece ser la raz贸n profunda del movimiento juvenil. Y esa misma y profunda raz贸n es la que quieren aprovechar los que quieren atraer y desviar el movimiento, beneficiando de esa nesciencia nacida de la desmemorizaci贸n programada, ofreci茅ndoles al escape un sitio que es justamente aquel del que quieren escapar.

Desde el gobierno y desde los partidos e instituciones, se ten铆a el convencimiento, por la coincidencia de la fecha, de que la intenci贸n del movimiento era la de influir en las elecciones del 22-M, y que esto era lo que tal acci贸n ten铆a de pol铆tico. Incluso sesudos profesores de la Universidad de Salamanca hicieron a posteriori largos estudios estad铆sticos para probar que el movimiento juvenil hab铆a tenido su influencia en los resultados electorales. La presencia de los votos nulos y en blanco no fueron, sin embargo de entidad suficiente como para atribuir al movimiento una intenci贸n significativa de alteraci贸n en los resultados electorales. Incluso algunos pretenden que lo que pudo haber habido de tal intenci贸n s贸lo hab铆a servido para evitarle al PSOE un descalabro aun mayor del que

sufri贸, y 茅ste fue, a todas luces, rotundo; por otro lado, tampoco Izquierda Unida logr贸, en ese momento, capitalizar en votos el descontento. Pod铆an tener gobierno y partidos la percepci贸n de que, siendo, como cre铆an, aqu茅lla la intenci贸n, el movimiento se desvaneciese pasadas las elecciones del 22-M. Pero las acampadas decidieron continuar y extenderse, con lo que la clase pol铆tica y medi谩tica queda un tanto descolocada. Todo lo cual no contradice, sin embargo, la intenci贸n de ciertas fuerzas pol铆ticas de promover o tantear a priori el hecho, de movilizarlo hacia maniobras de tipo pol铆tico, o de su condicionamiento y aprovechamiento a posteriori.

La gran difusi贸n en Twitter es indicativa de la importancia del fen贸meno. No sabemos si el emblema general de Spanish Revolution tener una intencionalidad preventiva, haciendo velada alusi贸n a la revoluci贸n espa帽ola de los a帽os 36-39, o se帽al谩ndola como fen贸meno t铆picamente local: Espa帽a, toros, Virgen y anarquismo. Puede que, en esto, las intenciones sufran, a nivel internacional, sobre todo, occidental, un proceso de mezcla de hechos y conceptos.

El caso, como ya hemos visto, es que el fen贸meno no deja de tener, antes al contrario, relaci贸n con la crisis y que 茅sta es universal. Por esta relaci贸n con la crisis y encaramados en la “doctrina del shock” de Naomi Klein, producida por la misma crisis, se intensifican fuertes medidas restrictivas en lo econ贸mico por parte de los mercados internacionales que alcanzan, s贸lo en una primera ronda, a los m谩s vulnerables dentro del sistema capitalista, Portugal, Irlanda, Grecia, Espa帽a, los conocidos como PIGS por sus siglas, que, de paso y como propaganda denigratoria para esos pa铆ses y justificativa de sus denunciantes y "rescatadores", dentro del sentir capitalista, son “nominalmente” cerdos, en lengua inglesa, pero que, en turnos sucesivos, ir谩 alcanzando, de un modo u otro a todos los componentes del Sistema.

Lo cierto es que la situaci贸n de descontento es universal, como se ve en el documental “Incide Job” de Charles Ferguson, y como se prueba, aunque con matices diferentes, en movimientos populares de Francia, Grecia, Portugal, Reino Unido y, particularmente, en Islandia, donde la rebeli贸n c铆vica del pueblo parece haber logrado resultados bastante concretos, aunque, en modo alguno, los que puedan llevar a una situaci贸n de aut茅ntica igualdad y autogesti贸n. Movimientos de protesta de uno u otro paralelismo alcanzan ciudades como Florencia, Budapest, Viena, Montpellier, Londres, Buenos Aires o Nueva York, s贸lo como ejemplos, pues, de hecho, m谩s de 100 importantes ciudades de todo el mundo se hacen eco, en mayor o menor medida, del movimiento juvenil espa帽ol.

En EEUU y a partir de septiembre, se empiezan a producir movimientos de acampada semejantes a los espa帽oles, lo que no quiere decir que hayan tenido a 茅stos como precedente y causa real. No debe olvidarse que fue en USA donde arranc贸 el movimiento antiglobalizador en su forma m谩s pura y espont谩nea. La sombra de Seattle se ha venido, as铆, proyectando sobre los futuros movimientos antiglobalizadores, que, a su vez, fueron, en variado modo, degenerando por la presi贸n de formaciones pol铆ticas sobre ellos. El movimiento “Occupy Wallstreet” de Nueva York fue pionero de los mismos, se extendi贸 como la p贸lvora y dio nombre al “International Occupy Movement”, un movimiento que se caracteriza por la heterogeneidad y la diversidad de posturas y planteamientos, con el descontento por denominador com煤n. Hay diferencias notables de ciudad a ciudad por las diferentes circunstancias de cada una. Medi谩ticamente, mientras Occupy Wall Street gran margen, Occupy Minnesota, por ejemplo, no aparece en la televisi贸n a pesar de haber llevado a cabo acciones muy serias, como, en el solo mes de octubre, cuatro marchas a las c谩rceles, en protestas por los malos tratos y en reivindicaci贸n de la abolici贸n de las penas de larga duraci贸n.

En Nueva York, interviene, decisivamente, en el movimiento la "Direct Action Network" que ya hab铆a organizado la contracumbre de Seattle, en 1999. El tono medi谩tico se encarg贸 de desvirtuar bastante el movimiento, invit谩ndole a exagerar el tono festivo y present谩ndolo, a veces, como caricatura rocambolesca. Pero la seriedad del movimiento queda probada en los fuertes enfrentamientos con la polic铆a que los desaloja de Wall Street, y en su voluntad de persistencia con la acampada en el parque Zuccotti de donde los manifestantes son violentamente desalojados por la polic铆a, el 15 de noviembre, lanz谩ndoles a la cara gas pimienta, a pesar de lo cual las manifestaciones siguen adelante.

En Oakland (California), la lucha directa se emplea a fondo contra los poderes econ贸micos de la ciudad, dando lugar, el 10 de octubre, a dur铆simos enfrentamientos con la polic铆a en la plaza Oscar Grant. El movimiento Occupy Oakland , por ello, tambi茅n conocido como “La Comuna de Oakland” y en ella participan gran n煤mero de estudiantes de la Universidad de Berkeley, conocida por su radicalidad. Se proclama huelga general, y, el 2 de noviembre, activistas y trabajadores portuarios cierran el puerto de Oakland, el m谩s grande de toda la costa oeste americana, se paraliz贸 toda la industria, y con tres huelgas generales en menos de un mes, se procedi贸 a ataques contra sucursales bancarias. A pesar de la dura represi贸n, se sigue manteniendo una dura lucha, y, en Seattle se desarrollan asambleas semejantes a las de Madrid y acciones contra desahucios y abusos laborales. Las acciones en EEUU est谩n siendo, as铆, bastante m谩s radicales que el 15-M.

El movimiento se demuestra como internacional, y, a medida que pasa el tiempo, avanza progresivamente en este car谩cter. No puede dejar de ser as铆, pues el proceso de globalizaci贸n econ贸mica termina, al cabo, por globalizarlo todo. Sin embargo, esto hace que determinados analistas, y, con seguridad, los poderes pol铆ticos establecidos hayan llegado a la conclusi贸n de que la soluci贸n, para ellos positiva, de todos estos movimientos descanse en puras reformas pol铆ticas de los pasos que, por esta v铆a, se han venido dando hasta ahora. Creen tanto tales analistas como, inconfesamente, los poderes establecidos que no habr谩 soluci贸n al problema sin una “intervenci贸n internacional”, y plantean esto en el sentido de una reforma “profunda” de la democracia, que, seg煤n los unos, abiertamente, y, seg煤n los otros, t谩citamente, s贸lo puede venir de la ciudadan铆a, de una sociedad que, dejando de ser mera “espectadora”, pase a tomar la palabra y a ejercer su legitimidad. No plantean la cuesti贸n del poder en s铆, no pueden apuntar a su propia l铆nea de flotaci贸n, por lo que no pueden dejar de moverse en el terreno de la palabra “democracia” como pura declaraci贸n formal. No entran, ni pueden hacerlo, en el an谩lisis del kratos del demos (poder del pueblo), tienen s贸lo que atener a la pura verbalizaci贸n de la palabra para decir que el poder es del pueblo. Por lo que no pueden entrar ni atenerse a las ense帽anzas de historia, que, para ellos, se mueve en un puro mantenimiento de Las formas, vaciadas de su contenido declarado. S贸lo aluden, para ello, al antes y al despu茅s de la Revoluci贸n Francesa, pero no hacen hincapi茅 en que la esencia del poder se mantiene siempre como tal, ni en que el triple grito de aquella revoluci贸n, “libertad, igualdad y fraternidad”, continu贸 su existencia como una declaraci贸n vac铆a. A este respecto, los que de veras quieren aprender de la historia, sacan, corrigiendo sus propios errores, consecuencias v谩lidas que sirven para la aportaci贸n de algo nuevo. Un caso paradigm谩tico de esa voluntad de superaci贸n de esquemas mentales adquiridos nos lo ofrece el joven Marx. En el origen revolucionario del Marx joven aparecen tres primeras obras, en evoluci贸n de permanente correcci贸n la una de la otra, significativas, as铆, de un pensamiento que se cuestiona a s铆 mismo sobre lo que, sucesivamente, va adquiriendo.

En el verano de 1843, escribe Marx la Cr铆tica del derecho p煤blico en Hegel, y sostiene, en ella, que, en el estado pol铆tico que surge de la Revoluci贸n Francesa, las diferencias de las vidas privadas de los ciudadanos en la sociedad civil, no tienen relevancia material, por ser ricos y pobres, pol铆ticamente, iguales. En el oto帽o del mismo a帽o, con peque帽a diferencia de meses, escribe el joven Marx La cuesti贸n jud铆a, en la que

manifiesta que las diferencias civiles pod铆an no tener importancia en la esfera pol铆tica, pero que era la esfera pol铆tica misma la que ten铆a poca importancia, mientras que, en modo alguno, pod铆an pasarse por alto las diferencias civiles. Entre el oto帽o de 1843 y el invierno temprano de 1844, escribe el joven Marx la Cr铆tica de la filosof铆a del derecho en Hegel, donde las diferencias de categor铆a civil se convierten en contradicciones de la propia sociedad civil. Se niega, ahora que el Estado, propuesto por Hegel como la gran panacea, sea como el Reino de los Cielos aqu铆 en la tierra, y se afirma, rotundamente, que “un Estado clasista no puede cumplir la idea de Estado como realizaci贸n de la eticidad de la especificidad humana”, cual era la pretensi贸n de Hegel. La filosof铆a y las filosof铆as son ahora, para el joven Marx, pura palabrer铆a, y debe desecharse como tal o como tales. La sociedad, se a帽ade, ser谩 cambiada por obras, hechos, no por meras palabras, lo que quiere decir que, en la escena hist贸rica, han de entrar otros hombres encargados de hacer el barrido necesario. La emancipaci贸n ha de sobrevenir de una clase dentro de la sociedad civil, pero que no sea, propiamente, una clase de la sociedad civil, sino de una esfera universal (aqu铆 el internacionalismo), porque su sufrimiento es universal. Hasta aqu铆 el joven Marx.

Respecto a los an谩lisis de los comentaristas bienpensantes, hay que insistir en que este r茅gimen progresado desde la Revoluci贸n francesa es realmente superior porque ha sido perfeccionado y dotado de los medios precisos, precisamente para mantener y asegurar el poder, raz贸n por la cual, los poderosos que lo detentan lo tienen como cerrado y definitivo. Pensar, pues, que, desde 茅l, pueda promoverse una situaci贸n pol铆tico-social y econ贸mica de igualdad y justicia y libertad aut茅nticas es como ir a buscar cotufas en el golfo. Los estamentos pol铆ticos, tanto a nivel nacional como internacional, son muy conscientes de sus deficiencias, pero, por definici贸n, no est谩n ni pueden estar en la disposici贸n de renunciar al poder, pues la naturaleza del poder es como es. No en vano, desde Hobbes para la modernidad, se certifica al poder como Leviat谩n, el monstruo que, desde el Apocalipsis de Isa铆as, es la representaci贸n del poder pagano, y tanto m谩s pagano cuanto m谩s se disfraza de h谩bitos religiosos, sin olvidar que, hoy m谩s que nunca, el gran dios de la actualidad es el dinero, y que el poder, todo el poder, hoy, es la religi贸n del Dinero.

El levantamiento juvenil actual, como pionero del levantamiento general social, es un movimiento, fundamentalmente, internacional e internacionalista, porque, como bien dijo el joven Marx, al que anteriormente aludimos, la clase emancipadora no ser谩 una clase de la sociedad civil, sino que ha de ser la clase del sufrimiento, el sufrimiento que, por igual padecen chinos y bengal铆es, americanos, africanos o

europeos, el sufrimiento, que es universal y no conoce fronteras ni formalidades pol铆ticas que lo diferencie, Esa l铆nea es la que ha de seguir el levantamiento, los m煤ltiples levantamientos que se produzcan.

Hay, sobre el destino de 15-M, toda clase de vaticinios. Los elementos de oscuridad en el arranque y algunos comportamientos de instrumentalizaci贸n en su desarrollo, as铆 como la inevitable heterogeneidad inicial de los componentes dan pie, si no a toda clase, s铆 a una gran variedad de premoniciones, la m谩s negativa de las cuales, la de la autodisoluci贸n por inconsistencia. Zigmunt Bauman, el polaco ya antes aludido, califica al 15-M como un movimiento emocional, falto de pensamiento, por lo que augura su autodisoluci贸n. No son estas caracter铆sticas las que a nosotros nos preocupan. Nos preocupa, m谩s bien, la prefiguraci贸n que del movimiento tengan ciertos grupos que faciliten el enorme poder de integraci贸n del Estado y sus medios. En una situaci贸n como la espa帽ola, con el silencio social programado y construido, junto a la atomizaci贸n individualizante, igualmente programada y construida, con el imperio imperante de la imagen, inhibidora o destructiva de la capacidad de pensar, con la siembra a voleo del escepticismo y la desconfianza ante toda idea, todo ello igualmente programado y construido, nada de extra帽o tiene que los fundamentos de la explosi贸n hayan de ser, en alt铆simo grado, emocionales. La emoci贸n, sin embargo, no tiene, como tal, nada de negativo en s铆, la emoci贸n es furia y empuje, energ铆a disparada. Sin ella, ning煤n movimiento de real alcance hist贸rico podr铆a alcanzarse. Las ideas, son, en s铆, demasiado est谩ticas, cerebrales, para promover por s铆 mismas y solas, movimientos generales de un alcance determinado. Por otro lado, hay ideas e ideas, y la raz贸n es demasiado profunda para poder ser encerrada en f贸rmulas de car谩cter abstracto. Ya Pascal, frente a Descartes, nos lo dijo con toda claridad: “razones tiene el coraz贸n que la raz贸n no entiende”. Adem谩s y con aires m谩s kantianos podr铆amos concluir que la acci贸n, sin pensamiento, es ciega, como el pensamiento, sin acci贸n, es vac铆o. Si ya alguien dijo que el pensamiento nace del movimiento de la mano, s铆 podemos llegar a conclusiones distintas de la pura y simple dicotom铆a que nos propone Zigmunt Bauman. La emoci贸n lleva incorporado el movimiento, y el movimiento se da siempre en situaciones concretas de las que tiene que tomar cuenta, y descubre, as铆, obst谩culos, dificultades, coyunturas, cauces, experiencias. Es decir, que el movimiento, ya despierto despu茅s del arranque, ense帽a por s铆 mismo, descubre, lleva al pensamiento o facilita su apertura al mismo. Es de este modo como el propio movimiento descubre la necesidad de la reflexi贸n y la toma de contacto con discursos previos que han movido su energ铆a en el estudio del ser humano y su medio, en el an谩lisis de la marcha de la historia, en hacer disecciones

anat贸micas y fisiol贸gicas de las sociedades y sus componentes, en poner ante la mente situaciones similares anteriores de las que su conocimiento y el de su desarrollo y desenlace alimentan y fortalecen la seguridad, o, al menos, la prudencia y la confianza de la marcha. Ser谩n, as铆, de una ayuda b谩sica y fundamental porque conducen de la semiceguera del arranque a la conciencia firme de lo que se hace y lo que se quiere. Ninguna teor铆a dar谩 a priori el cuadro exacto y completo del destino al que se apunta. No puede hacerlo y es bueno que no pueda hacerlo. El destino que a uno le mueve tiene , en s铆, y por definici贸n, un elemento inc贸gnito. La gu铆a de la marcha no debe ser un modelo fijo hacia un destino igualmente mod茅lico y fijo. Tal cosa no est谩 en las manos de nadie. Pero, adem谩s, si as铆 fuera, podr铆a resultar que, con la intenci贸n de dar seguridad a nuestros sucesores, les estuvi茅ramos privando de su libertad de acci贸n, y la acci贸n debe ser siempre libre. Las ideas que se aporten y se suscriban no deben ser modelos fijos, sino ideas generales, en situaci贸n de ser enriquecidas por el propio actor. La utop铆a es inexcusable como motor de arranque que busca la escapada, pero no debe convert铆rsela en modelo estereotipo y fijo para un fin igualmente fijo, sino en idea viva que funde la coherencia de todos nuestros pasos. Es el 煤nico modo de que la idea te贸rica y el movimiento material y concreto se interfundan en un comportamiento 茅tico que siempre debe acompa帽ar a los actores en la marcha de una transformaci贸n cualitativa de la sociedad y su modo de vida. Que la utop铆a no sea una cuesti贸n de futuro, sino una cuesti贸n de cada d铆a y cada momento. Quiz谩 sea 茅sta la manera de que salgamos o pudi茅ramos salir del embrollo te贸rico del tiempo, para abandonar el mito tanto del futuro como el del no-futuro, que nos tiene pillados en multitud de laberintos abstractos.

El pasado parece ser algo demasiado evidente como para crearnos problemas de calificaci贸n o delimitaci贸n. Problemas, en el plano te贸rico, se plantean, m谩s bien, entre el presente y el futuro, que, entiendo yo, desaparecer铆an, si, dada la interimbricaci贸n de esos dos conceptos, los subsumi茅ramos en el concepto m谩s profundo y m谩s general de vida. Si tenemos en cuenta frases como “despu茅s de desayunar”, “en la cena te veo” o “cuando sane tu hermano”, propias todas ellas de la cotidianidad m谩s sencilla, vemos con claridad que, en el mayor de los presentes, se comprenden acciones por venir. Es por esto por lo que yo siempre admir茅 la frase de Xavier Zubiri, “el presente es un futuro adelantado de un pret茅rito detenido”. Con esto yo quisiera resumir que el porvenir ser谩 lo que nosotros hagamos ahora y en cada momento. Si en este cada momento, nuestra acci贸n es la del s煤bdito pasivo del Estado y del Capitalismo, esa pasividad y esclavitud ser谩 nuestro futuro. Si, por el contrario, hemos dicho ¡basta! Y actuamos consecuentemente por nuestra liberaci贸n, esta liberaci贸n llegar谩, y, con ella, la de nuestros sucesores.

La posici贸n ciudadanista y politizante de buscar apertura en el Sistema para dar en 茅l cabida y acomodo reformista a determinados grupos de las clases medias, no sabemos si premeditada o inconscientemente, no ser铆a bueno ni siquiera para estas pretendidas clases medias y lo 煤nico que conseguir铆an es dar al Sistema una m铆nima porci贸n del equilibrio que hoy no tiene. Entre la m谩quina y el hombre se ha roto la coexistencia; la desigualdad entre los componentes de las clases sociales se ha ido a los extremos. Hoy los pobres son m谩s pobres que nunca y los ricos m谩s ricos que nunca. Esa es la tendencia creciente. En esa extremidad nos encontramos y la prepotencia, si no la omnipotencia, de los medios de comunicaci贸n no aciertan, por m谩s que lo intentan, a enmascarar la situaci贸n. El Sistema, el sistema de la desigualdad y la injusticia, en una situaci贸n de desequilibrio creciente, se pone, as铆, en riesgo permanente de implosi贸n. Pol铆tica y pol铆ticos se encuentran en el colmo del desprestigio; economistas y banqueros no s贸lo carecen de la m铆nima credibilidad, sino que est谩n, para el com煤n de las gentes, en la cumbre de la criminalidad; los sindicatos que han vendido a la clase obrera, al venderse a un sindicalismo de falsa “representaci贸n” conveniente al Sistema e impuesto por el mismo constituyen un elemento institucional del aparato Estado-Capital en complicidad flagrante con los desmanes explotadores de unos y de otros y est谩n, por ello, en el colmo de la degradaci贸n y el desprestigio; los intelectuales de n贸mina o se evidencian promoviendo las incongruencias m谩s descaradas, o se encuentran confusos y desconcertados, desprovistos de cualquier f贸rmula eufem铆stica, con la que, habitualmente, han venido travistiendo las situaciones. Ya no hay travestimiento posible, y los bienpensantes de oficio y beneficio, lejos de entrar en ninguna situaci贸n de compromiso, se refugian en puras y formularias solidaridades verbales que m谩s encubren que descubren.

Con todo, no se trata, hoy, de ninguna situaci贸n de enfrentamientos f铆sicos, que, a pesar de todo, existir谩n promovidos por el Sistema mismo, en su voluntad de proceder al empleo de la fuerza. El caso de Barcelona, como el de la plaza de Callao, en Madrid, y otros son ejemplos clarividentes de esa tendencia y deseo del Sistema, del que apenas si se contiene por motivos formales del mismo que ser铆an contraproducentes para 茅l, pero que le hacen estar en la tesitura permanente de la provocaci贸n para dar fin, manu militari, movimiento. Cualquier mirada a los dispositivos de fuerza y represi贸n del Sistema, es suficiente para desaconsejar cualquier recurso a la violencia que representar铆a un almibarado caramelo regalado al Estado. Lo que hoy hay que buscar con

insistencia, y, en este caso, con facilidad es hacer aflorar las contradicciones y enga帽os del poder, a fin de que su desprestigio alcance a 谩reas cada vez m谩s extensas de la poblaci贸n. La divisi贸n entre Estado y Sociedad es notoria y aceptada. Pero, dentro de la sociedad civil, hay una, relativamente, peque帽a masa que vive del, por y para el Estado, con la que el Estado cuenta, y otra mucho m谩s grande, en t茅rminos absolutos que lo padece y sufre, pero que, en una amplia parte y por obra del Estado mismo, vive en un proceso habitual de enajenaci贸n de su propio ser. Se trata, pues, con el coherente movimiento de conciencia y, en base a necesidades visibles, de cohesionar y engrandecer a esa gran masa social que evidencie, de forma cada vez m谩s manifiesta, el divorcio total entre Estado y Sociedad y que haga patente la, no expresada, necesidad de 茅sta de escapar de las garras del Estado. Se trata, igualmente, de internacionalizar el movimiento de estas caracter铆sticas, de establecer relaciones permanentes entre cada vez m谩s sociedades diferentes, pues, en todos los estados, en mayor o menor grado y por razones de estructura, se produce el fen贸meno arriba descrito. Un Estado as铆, en permanente desequilibrio, no ser谩 capaz de subsistir, y el paso a la autogesti贸n de la sociedad autoemancipada ser谩, de hecho, una realidad y no una utop铆a (“en ning煤n sitio”) que el Estado del poder, en aseguramiento de sus propios intereses, se encarga, con toda clase de colores y palabrer铆o de presentar como ilusa e irrealizable para borrar de las mentes del com煤n cualquier gesto o movimiento inicial de intentarla.

Cuando se habla de la necesidad de extensi贸n de los grupos sociales anti-Estado, tenemos en mente al sector obrero que fue, en otro tiempo, de hecho, y potencialmente sigue siendo, pues tiene el aparato productivo en sus manos, el factor fundamental en el fen贸meno del cambio social cualitativo. Tard贸 algo en comprenderlo el Capitalismo, pero, al cabo, lo comprendi贸 y trat贸 de tener ese problema en sus manos por medio de dos estrategias, la de intentar una empresa sin obreros o con los menos posibles, y la estrategia del sindicalismo, por la v铆a de intentar hacer al propio obrero c贸mplice del m茅todo y sistema capitalista, a trav茅s del ofrecimiento de un siempre m铆nimo de mejora, condicionado al mayor beneficio del capitalismo, detentador, en todo momento del instrumento de transformaci贸n del valor de uso en valor de cambio, erigi茅ndose, con ello, en estructurador y due帽o absoluto de los mercados.

Tal fue y tal es la ventaja y la desventaja del fen贸meno del sindicalismo para los trabajadores, que, a su favor, tuvieron, as铆, la posibilidad y el hecho de aglutinar, en una causa reivindicativa, grandes masas en torno a s铆 y de convertirse, con ello, en una enorme fuerza social de potencialidad emancipadora, sin la cual o frente a la cual el capitalismo encontraba grandes trabas en el desarrollo constante de su programa de

crecimiento continuo y de beneficio exponencial creciente. Se dio, en esto y a favor del capitalismo, la divisi贸n obrera entre suscribir la estrategia de atenerse, simplemente, al mejoramiento continuo de sus condiciones de trabajo y vida, manteniendo la esencia del Sistema, y la de mantener, con el mismo fin, la pr谩ctica de confrontaci贸n vindicativa frente al Capital, a la vez que subsumi茅ndola en un proyecto activo de superaci贸n del propio sistema capitalista con un cambio cualitativo del sistema de producci贸n, procediendo a la autogesti贸n de la misma en una sociedad autoemancipada con superaci贸n de todas las falsas e injustas relaciones sociales y todos los falsos valores impuestos por el Estado capitalista-burgu茅s. De la primera estrategia mencionada deriv贸 el sindicalismo reformista o puramente tradeunionista, de la segunda, el sindicalismo revolucionario.

En Espa帽a, un r茅gimen de fuerza, el de Miguel Primo de Rivera, de 1923 a 1930, fue el primero que, con el fin de abrir aun mas la divisi贸n obrera , intent贸 esa ingerencia en el campo de la organizaci贸n de los trabajadores y su modo de acci贸n, tratando de eliminar huelgas y confrontaciones en el campo de la lucha trabajadora con la imposici贸n de los “Comit茅s Paritarios”, organismos compuestos por patronos y obreros destinados a la negociaci贸n sustitutiva de los conflictos con lo inevitable del doble resultado positivo para los capitalistas, a saber, conclusiones siempre favorables a los patronos y seguridad para el Sistema. Respecto a lo primero, es aleccionador el caso Llaneza: los mineros asturianos, entre los que predominaba el sindicato UGT, hab铆an conseguido tras a帽os de lucha que los trabajadores del interior de la mina trabajaran siete horas en vez de las ocho de los del exterior, algo perfectamente comprensible, dada la extrema dureza del ambiente de abajo. Le pareci贸 al dictador, siguiendo directrices de la Patronal, que hab铆a que sacar m谩s rendimiento al trabajo de la miner铆a y solicit贸 de Manuel Llaneza, gran luchador y dirigente m谩ximo de la UGT minera asturiana, la renuncia al beneficio de la octava hora libre, cosa que el dictador obtuvo, nos imaginamos que con gran cabreo de la base trabajadora. De la maniobra comit茅s, se deriv贸 un trato de favor para la UGT que suscribi贸 los famosos “Comit茅s Paritarios” y apoy贸 al r茅gimen, as铆 como la ilegalizaci贸n de la CNT que rechaz贸 de plano los “Comit茅s Paritarios” y combati贸 al r茅gimen, resistiendo a las persecuciones y violencias que el r茅gimen le inflig铆a. Primo cre铆a, con ello, asestar un golpe mortal a la Organizaci贸n que, unos a帽os antes, en 1919 y por medio de la huelga de La Canadiense, hab铆a logrado que se impusiese la jornada de ocho horas para toda la clase trabajadora de Espa帽a.

Ca铆do Primo e instalada la II Rep煤blica, los socialistas, en el poder, proclaman, en marzo de 1932, la ley de “Jurados Mixtos” que reproduc铆a, en esencia, la de los “Comit茅s Paritarios” de Primo, y que apuntaba a

impedir el crecimiento amenazador de la CNT, que rechazaba tal ley, una ley que favorec铆a, indudablemente, a la UGT, pero que no logr贸 impedir que la CNT mantuviese con fuerza y 茅xito su lucha revolucionaria.

Saltamos el per铆odo de la guerra civil y, en el franquista, volvemos a constatar c贸mo, con ausencia de sindicatos libres, el sindicalismo oficial (CNS) es ya un sindicato que engloba por igual a patronos y obreros, lo que quiere decir ausencia total de luchas reivindicativas reconocidas.

Muerto Franco e instalada la monarqu铆a sucesoria, se promueve el r茅gimen postfranquista conocido con el nombre de Transici贸n que dura hasta la actualidad y en el que, manteni茅ndose las l铆neas fundamentales del franquismo, se vuelve a la situaci贸n de condicionamiento del sindicalismo. Esta vez y por la apariencia obligada de democracia, estableciendo un sistema forzado de “representatividad”, que deja fuera de 茅l y sometidos a persecuci贸n y aislamiento a los sindicatos que no aceptan las impuestas elecciones sindicales, un sistema que, pisoteando la libertad sindical de organizaci贸n y funcionamiento, promueve el traslado al campo obrero del r茅gimen parlamentario con todas las lacras de origen que arrastra y que, por medio de la subvenci贸n estatal y otras prebendas de profesionalismo, convierte al sindicalismo en una pieza institucionalizada destinada a suscribir y facilitar todos los planes econ贸micos del capitalismo.

Este papel es el que vienen cumpliendo los sindicatos CCOO y UGT con car谩cter de representatividad exclusiva, y, en menor grado, por mor de escasez de afiliaci贸n, todos los otros sindicatos que, como USO y CGT, suscriben y apoyan la estrategia estatal de las elecciones sindicales. La comparaci贸n de la situaci贸n de la clase obrera espa帽ola con la dem谩s de la Comunidad Europea no deja lugar a dudas en cuanto a la situaci贸n de indefensi贸n de la misma. La reivindicaci贸n de confrontaci贸n ha, pr谩cticamente, desaparecido, y, cuando se da, se produce por un impulso inaguantable de las bases obreras, pero ah铆 est谩n los aparatos sindicales para retener, convencer y apagar fuegos, con el consiguiente desencanto, escepticismo, desesperanza y desconcierto de la clase obrera en su conjunto.

Se trae todo esto a colaci贸n por lo dif铆cil que resulta comprender la pasividad general de los trabajadores en una situaci贸n como la presente. Se dieron, en efecto, huelgas generales, casi siempre, como antes se dijo, por el imperativo inaguantable de los trabajadores forzando a declarar la huelga a los aparatos sindicales interesados en impedir el fen贸meno de “huelga salvaje”, descubridor para ellos de su falta de dominio de dominio y control de las bases. Por eso nunca tuvieron la entidad de llevar a algo verdaderamente positivo. Se trat贸, as铆, m谩s bien de huelgas simb贸licas destinadas a decirle al patr贸n, “mira el poder que tengo para cortar esto” e inmediatamente plantearle la necesidad de mejoras en que se encuentra el mantenimiento de sus aparatos, siempre de cuesti贸n de subvenciones extraordinarias, de los llamados programas de formaci贸n muy bien pagados, de entretenimiento de desempleados, en fin, de cualquier cosa que signifique el impedimento de la acci贸n directa de la clase trabajadora. Estos son los impedientes obst谩culos que llevan a esa incomprensible pasividad. Pero todo tiene un l铆mite, y la clase obrera aprende, indudablemente, del movimiento juvenil presente. Lo que, por lo tanto debe emprender ese movimiento es seguir una ruta de coherencia que no lleve tambi茅n al desencanto de la propia clase obrera, y, por ello, no seguir ninguna t谩ctica de car谩cter ciudadanista y politizante, donde, con toda seguridad, aparecer谩n los apagafuegos suficientes para llevar al desencanto al propio movimiento juvenil y, con ello, a su disoluci贸n.

Edita: CNT-AIT Granada

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