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viernes, 3 de mayo de 2019

VERA FIGNER - LUCHADORA CONTRA LOS ZAR Y PROCESADA POR LOS ESTALINISTAS



 Vera Figner -  luchadora contra los zar y procesada por los estalinistas

 El 7 de julio - 25 de junio según el calendario juliano ruso de la época - de 1852 nace en Tetiushi (Kazan, Tartaria, Imperio Ruso) la revolucionaria narodniki, bakuninista y socialista revolucionaria Vera Nikoláyevna Figner. Hija de una familia aristocrática, fue la mayor de seis hermanos. Entre 1863 y 1869 se educó en el Instituto de Señoritas Rodionovsky de Kazan. En 1870 se matriculó en la Universidad de Kazan para estudiar medicina y ese mismo año se casó en un matrimonio de conveniencias con el magistrado A. V. Filippov. Entre 1872 y 1875 amplió estudios médicos en la Universidad de Zúrich (Suiza). Influida por Sofía Bard y Mark Natanson, en 1873 entró a formar parte del grupo «Frich» - del inglés Free, libre -, de carácter bakuninista y que se convertirá en el núcleo de la Organización socialrevolucionaria Panrussa, y se adhirió a la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT). En 1874 se matriculó en la Universidad de Berna y conoció P. L. Lavrov y Mikhail Bakunin.

 En diciembre de 1875, ya divorciada de su marido y cuando la represión zarista golpeó duramente al movimiento revolucionario, volvió a Rusia para continuar la lucha y un años más tarde entró a formar parte de los grupos narodniki (populistas), con Juri Bogdanovitx entre otros, y en «Zemlin y Quería» (Tierra y Libertad). En 1876 participó en la manifestación de revolucionarios de Kazán en San Petersburgo. Entre 1877 y 1879 hizo de enfermera y dirigió la propaganda revolucionaria a los pueblos de la zona de Samara y Saratov. En 1879 tomó parte en el Congreso de Voronezh de «Zemlin y Quería». En 1879, tras la división de «Zemlin y Quería», formó parte del Comité Ejecutivo de la nueva organización «Narodnaia Quería» (Voluntad del Pueblo) - con Alexander Mikhailov, Aleksandr Kviatkovski, Andréi Zheliábov, Sofiya Peróvskaya, Nikolái Morozov, Mijaíl Frolenko, Lev Tijomirov, Alexander Baránnikov, Anna Yakimova y Mariya Oshanina, entre otros -, destacando en las actividades de propaganda entre intelectuales, estudiantes y militares en San Petersburgo, Kronstadt y el sur de Rusia.

 En esta época participa en la revista Rabotnik (Trabajador). Poco después, fue uno de los creadores de la sección militar de "Narodnaya Quería», encargada de organizar atentados contra el zar. Participó directamente en la planificación del asesinato de Alejandro II en los atentados de Odessa de 1880 y de San Petersburgo del 13 de marzo de 1881 que tuvo éxito. Consiguió huir de la represión y desplegó su labor propagandística en Odessa. Como único miembro del Comité Ejecutivo de «Narodnaia Quería» en libertad, intentó resucitar el movimiento a partir de 1882. El 10 de febrero de 1883, traicionado por el infiltrado policiaco Sergei Degaiev, fue detenida en Jarkov. El 28 de septiembre de 1884 fue condenada a muerte por el Tribunal Militar del Distrito de San Petersburgo en el «Juicio de los Catorce", pero la sentencia fue conmutada, gracias a la intercesión del periodista Niko Nikoladze, a trabajos forzados a perpetuidad en Siberia. Pasó 20 meses antes del juicio encarcelada en régimen de incomunicación a la fortaleza de Pedro y Pablo (San Petersburgo), después 20 años en la fortaleza de Schlusselburg, hasta septiembre de 1904, tiempo en el que escribió poesía y organizó protestas colaboración lectivas contra el régimen carcelario, y finalmente deportada a Arkhangelsk y luego en Nizhny Novgorod.

 Amnistiada en 1905 por el zar Nicolás II, en 1906 pudo irse al extranjero con un permiso por tratarse médicamente, donde creó comités de ayuda a los presos políticos rusos en diferentes ciudades europeas, recaudó dinero y publicó un folleto sobre las prisiones rusas que fue traducido a varios idiomas. Entre 1907 y 1909 militó en el Partido Social-Revolucionario, pero dejó la eseristas cuando se descubrió que el destacado militante Jevno Azef era un agente doble. En 1915 volvió a Rusia, pero fue detenida en la frontera, juzgada y condenada a la deportación en Nizhny Novgorod bajo vigilancia policíaca. En diciembre de 1916, gracias a su hermano Nicolás, solista de los Teatros Imperiales, se le permitió vivir en San Petersburgo. Tras la Revolución de Octubre de 1917, en la que no participó porque no aceptó la forma en que se llevaba a cabo, empezó a redactar su libro autobiográfico Sapexatlionnii Trud (Memorias de una revolucionaria), que tuvo un gran éxito y que fue traducido a muchos idiomas. En estos años, siempre crítica con el gobierno bolchevique, formó parte de la Sociedad de Expresos Políticos y Exiliados y colaboró ​​en la revista Katorga y ssilka (Katorga y exilio).

 También escribió una serie de biografías de narodniki y varios artículos sobre la historia del movimiento revolucionario ruso de la década de 1870 y 1880. A partir de 1921 presidió la «Comité para la memoria de Kropotkin», radicado en el Museo Kropotkin. En 1927 participó en el documental Padenie dinastii Romanovych, de Esfir Shub. En 1931 fue procesada por el estalinismo, pero vivió en libertad en Moscú bajo la estrecha vigilancia de las autoridades soviéticas. Vera Figner murió el 15 de junio de 1942 en Moscú (Rusia) y fue enterrada en el cementerio moscovita de Novodevichy.

miércoles, 1 de mayo de 2019

PROYECCION DOCUMENTAL SOBRE CIPRIANO MERA



PROYECCION DOCUMENTAL SOBRE CIPRIANO MERA

En el día de ayer y organizado por el Sindicato de Oficios Varios de la CNT – AIT de Puerto Real y la Biblioteca “José Luis García Rúa” se proyectó el documental VIVIR DE PIE Las guerras de Cipriano Mera, en el Centro Cultural San José de Puerto Real a las 7 de la tarde, este acto se encuadra dentro de la campaña Foro para el Debate y el Conocimiento que organiza nuestro Sindicato con motivo del 1º Mayo.

Hizo la presentación el compañero Pepe Gómez que esbozó parte de la vida y trayectoria como militante  de Cipriano, haciendo hincapié en el compromiso y la honradez demostrada en su trayectoria como anarcosindicalista.

Los asistentes siguieron con mucha atención el ejemplo de uno de los personajes más interesantes de la Guerra Civil en su lucha por la revolución y por un mundo nuevo.   

El acto terminó con un fuerte y largo aplauso de los allí presentes.

CNT-AIT Puerto Real           Biblioteca “José Luis García Rúa”
Puerto Real 1 Mayo 2019

OBSERVAR EL QUE PUDO





OBSERVAR EL QUE PUDO…

Observar el que pudo ser amado
Y prefirió vivir el lado obscuro
Del hombre, y en sus miserias inseguro
Y de la fuente del arte apartado.

Que en el Parnaso fuere coronado
Por Calíope musa de lo más puro
Y por el amorcillo más inmaduro
La copa del saber le fue otorgado.

Miradlo bien tras la urna de cristal
Un puñado mermado de cenizas
Del que Apolo adoró lo cenital.

Pero así él lo quiso tornadizas
Sentir de la vida lo capital 
Y alumbrar al humilde en sus pesquisas.

Soneto dedicado a José Luis García Rúa
Por el Primero de mayo de 2019.
Pepe Gómez.

1º DE MAYO



1º DE MAYO

El camino de la emancipación obrera está lleno de sangre, de sudor, de tortura y prisión, de lágrimas y de muerte. Ni un solo logro y derecho consolidado por los trabajadores le ha sido regalado nunca por nadie a la clase obrera. El lema fundamental de la Asociación Internacional de los Trabajadores (A. I. T.), desde el momento mismo de su fundación en 1864, ha sido: “La emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos, o no habrá tal emancipación”. Quien renuncie a comprometerse con esa liberación está forjando sus propias cadenas, y también las que encadenarán a sus hijos y a los hijos de sus hijos.

El Congreso Obrero de Canadá y Estados Unidos de 1885 acuerda la fecha de 1º. de Mayo de 1886 como día de huelga general para enarbolar las justas reivindicaciones anuales, que, entonces eran las de “las tres Gracias”, ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de ocio y cultura. Los internacionalistas Parsons, Fielden y Schwab dan un mitin ante 25.000 obreros, otro más el día 3, donde Spies explica las razones de la huelga. Se abuchea a algunos obreros esquiroles a la salida del trabajo. Interviene la fuerza pública. Terror y huídas. Aquella noche, se hicieron asambleas en el Lehr- und- Wehr -Verein (Centro para la Enseñanza y la Defensa) para analizar la situación y se editaron 20.000 ejemplares del manifiesto ¡Trabajadores, manifestáos con toda vuestra fuerza! El día 4, los mítines se sucedían uno tras otro.

El gran acto se celebraba en Haymarket. Hablaron Spies, Parsons y Fielden. Estaba terminando este último, cuando 200 guardias avanzan con las armas dispuestas. Estalla un petardo, caen varios agentes, descargas cerradas, las calles cruzadas por las balas... Se detuvo a los ciudadanos a voleo, se forzó la entrada en domicilios, los oradores fueron a parar a prisión. La Prensa, siempre del poder, se despacha a gusto: En The New Tribune, se lee: “A gente que pide más jornal y menos jornada hay que recibirla con bombas de mano”. El New York Herald manifiesta: “Los trabajadores deberán contentarse con jornales más bajos y jornadas más altas. Deben resignarse a la suerte que Dios les reserva”. Escribe el Chicago Tribune: “Para un vago harapiento, la mejor comida es una carga de plomo en el estómago”. Los testigos de cargo, en el juicio contra los detenidos, son malhechores comprados para que depongan en contra de los acusados, y por fin el 20 de agosto de 1887 se dicta veredicto: condena a muerte para Spies, Fischer, Engel, Parsons y Lingg. Fielden y Schwab fueron condenados a cadena perpetua, y Neebe a 15 años de prisión. Lingg se suicidó en la prisión la antevíspera de la ejecución, que se produjo por ahorcamiento en la persona de los otros cuatro, el 11 de noviermbre de 1887.

Seis años más tarde, en 1893, el nuevo gobernador de Illinois, Algelot, convencido de la inocencia de los ajusticiados, rehabilitó su memoria y liberó al resto de los encausados. Oficialmente, se haría la declaración de que habían muerto “víctimas de una odiosa maquinación, juzgados por un tribunal ilegal que no pudo demostrar ninguna culpabilidad”. Pero ellos, dignos y enteros, fueron al encuentro de la muerte con toda serenidad. Recitaban a coro el poema que el poeta Heine había dedicado al levantamiento de los tejedores de Silesia.

Silenciosos, no brilla el llanto de ellos.
Con los ojos secos,
crujen en sus dientes fúnebres canciones

Les prohibieron entonar la Marsellesa. (“La Internacional” no existía, entonces todavía, pues no sería interpretada, por primera vez, hasta 1888). En el patio, al pie del patíbulo, nadie pudo amordazarles. Entonces, entonaron “Los bateleros del Rhin”, “Los remeros del Volga”, y por fin, allí sí, “La Marsellesa”. Eran las 11 de la mañana, el eco de los cánticos retumbaba en los muros, los paredones, por las calles de Chicago. En el último escalón y cuando ya el verdugo los cogía del brazo, Spies gritó: “¡Salud, oh tiempos en que nuestro silencio será más elocuente que nuestras voces!”. Fischer lanzó la exclamación: “ Hoch die Anarchie!”, “¡Viva la Anarquía!”. Parsons prorrumpió: “¡Dejad que se oiga la voz del pueblo!”. Engel exclamó: “¡Hurra por la Anarquía!”…

El 11 de noviembre, un cortejo de 20.000 personas los acompañó hasta la tumba. Se les había prohibido llevar cintas o claveles rojos en el pelo, en la solapa o en el pecho. Cantaban la balada de Laurie:

Los amados dioses nos favorecen,
pero no os fiéis en el propio Dios.
Somos hijos de la Naturaleza
y vivimos en abierta guerra
con las clases de arriba

Se les dio sepultura en el cementerio de Waldheim. Son tumbas donde, aún hoy, no pasa un solo día en que no haya flores frescas sobre ellas. En la oración de muerte, dijo el letrado Black: “Estos hombres no han muerto de muerte deshonrosa. Amaban la paz y la justicia. No estamos aquí para llorarlos. Han muerto porque eran anarquistas. Amaban la anarquía filosófica, científica, revolucionaria, humana”. Y, allí, el poeta Teitzel manifestó: “Ante estos cadáveres, todos los corazones han de jurar solemnemente: “queremos lo que estos hombres querían. Cuando, en el porvenir, suene el nombre de estos mártires, temblará el sistema que los ha sacrificado. Nunca consiguió el hacha cercenar el derecho. Jamás se ha podido agarrotar la verdad en la horca. No habrá límites para el pensamiento. No tenemos motivos para llorar a estos asesinados. Han muerto la muerte de los héroes.” Y también entonces sonaron las estrofas de Herweg:

Bastante hemos amado,
Ahora es tiempo de odiar
Así es la historia primera del primer Primero de Mayo.

Recreado del Memorial Chicago de Tomás Cano Ruiz y publicado, originariamente, en CNT nº 267, portada y pág. 4. Mayo 2001.

Extraído del libro Reflexiones para la Acción (III) de José Luis García Rúa

martes, 30 de abril de 2019

PEDRO LOPEZ CALLE - DEL GRUPO LIBERTARIO HERMANOS UNIDOS



PEDRO LOPEZ CALLE – DEL GRUPO LIBERTARIO HERMANOS UNIDOS

 El 25 de abril de 1902 --algunos citan erróneamente 1899 y 1904-- nace en Montejaque (Málaga, Andalucía) el anarcosindicalista Pedro López Calle. Hijo de una familia anarquista, cuando tenía 17 años ya hacía discursos. En esta época sufrió persecuciones y conoció las conducciones a pie de los detenidos y las prisiones. En 1917 asistió como delegado del grupo libertario «Hermanos Unidos» de Montejaque a la reunión de constitución de la Federación Regional de Grupos Anarquistas de Andalucía, celebrada a Morón, y en 1919 fundó en esta ciudad sevillana, con su gran amigo Antonio Rosado López --ambos pertenecían a la misma logia masonica--, Juventud Rebelde, órgano de expresión de esta federación. En 1922 también representó «Hermanos Unidos» en la reunión anarquista del Arahal. En los años de la dictadura de Primo de Rivera continuó en la lucha y envió dinero pro-tomados a La Revista Blanca.

Durante la II República española, con el visto bueno de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y para evitar el triunfo derechista, hizo de alcalde en dos periodos y fue admirado en toda la zona (Marbella, Estepona, Serranía de Ronda, etc.). A finales de agosto de 1933, cuando era alcalde de Montejaque, fue detenido por orden del gobernador de Málaga, acusado de complicidad de haber provocado incendios en las montañas municipales de este pueblo. Con el levantamiento fascista de julio de 1936 y cuando se proclamó el comunismo libertario en Montejaque, fue el primero en poner su capital a disposición de la CNT.

Después se hizo cargo de las milicias confederales de Ronda y comandó el Cuerpo de Milicias --después «Columna Pedro López»-- acantonado en San Pedro de Alcántara que llegó a controlar la comarca sur occidental de la Serranía de Ronda y que impidió durando todo el año 1936 que las tropas franquistas llegaran a la costa --eran conocidos como «Los amos de la Sierra». En noviembre de 1936 intervino en el gran acto confederal de Málaga y cuando esta capital cayó a manos fascistas, se replegó con sus tropas hacia Motril y en Almería. Después, con su hermano Bernabé, combatió en la 61 Brigada --nombre que tomó su columna a raíz de la militarización-- al Jarama. Más tarde hizo de comisario en la División de Levante del Ejército republicano.

El marzo de 1939 fue detenido por la reacción comunista, pero consiguió huir. Hasta el final de la guerra fue secretario de Defensa del Comité Nacional de la CNT. Con el triunfo franquista, cruzó los Pirineos y fue encerrado en varios campos de concentración. Después pasó a América (Venezuela, Ecuador y México). En 1946 formó parte de la Agrupación de Estudios Sociales de México, partidaria de la CNT del Interior. Durante un tiempo residió en Orán (Argelia) y en Casablanca (Marruecos) como enlace de la guerrilla anarquista que actuaba en la Serranía de Ronda encabezada por su hermano Bernabé. Después de la muerte del dictador Franco, en 1976 se estableció en Algeciras. Pedro López Calle murió repentinamente el 18 de julio de 1977 en Algeciras (Cádiz, Andalucía) mientras jugaba a ajedrez y fue enterrado en Montejaque. Encontramos artículos suyos, muchos firmados bajo el pseudónimo Porvenir de Amor, en Acción, Juventud Rebelde y El Miliciano (usando el pseudónimo Tonto de la Columna). Es autor de los folletos Escucha, campesino y El problema de la tierra.