12 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE FERNANDO FERNAN GOMEZ
Lo más probable, como él mismo escribe en sus memorias,[1] es que
naciese en Lima el 28 de agosto de 1921, por más que su partida de nacimiento
indique que lo hizo en la capital argentina, Buenos Aires. La razón de esto
responde a que su madre, la actriz de teatro Carola Fernán Gómez, estaba de
gira por Sudamérica cuando nació en Lima, por lo que su partida de nacimiento
fue expedida días más tarde en Argentina, nacionalidad que mantuvo, además de
la española, que le fue otorgada en 1984. Hijo extramarital, su padre fue el
también actor Luis Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, hijo de María Guerrero,
quien impidió el matrimonio entre los padres de Fernando Fernán Gómez.[2]
Tras algún trabajo escolar como actor, estudió Filosofía y Letras
en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro. Durante la Guerra
Civil, recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT, debutando como
profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos; allí le descubrió Enrique
Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un
papel como actor de reparto en su obra Los ladrones somos gente honrada. Tres
años más tarde le contrató la productora cinematográfica Cifesa y así irrumpió
en el cine con la película Cristina Guzmán, dirigido por Gonzalo Delgrás, y ya
al año siguiente le ofrecieron su primer papel protagonista en Empezó en boda,
de Raffaello Matarazzo. En efecto, trabajó como actor hasta principios de los
cuarenta para dedicarse después al cine, primero como actor (en éxitos como
Balarrasa o Botón de ancla) y como director más tarde, sin descuidar su
vocación de autor de teatro y director de escena, y escritor y guionista asiduo
de la tertulia del Café Gijón.
A partir de 1984 vuelca su cada vez más intensa vocación literaria
en la escritura de muy personales artículos en Diario 16 y el suplemento
dominical de El País, produciendo además varios volúmenes de ensayos y once
novelas, fuertemente autobiográficas unas e históricas otras: El vendedor de
naranjas, El viaje a ninguna parte, El mal amor, El mar y el tiempo, El
ascensor de los borrachos, La Puerta del Sol, La cruz y el lirio dorado,
etcétera. Fue un gran éxito su autobiografía en dos volúmenes, El tiempo
amarillo, de la que corren dos ediciones, la segunda algo más ampliada; pero
acaso su éxito más clamoroso lo haya obtenido con una pieza teatral prontamente
llevada al cine, Las bicicletas son para el verano, sobre sus recuerdos
infantiles de la Guerra Civil.