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domingo, 18 de julio de 2021

CIPRIANO MERA SANZ - ANARCOSINDICALISTA DEL COMITE REVOLUCIONARIO DE ZARAGOZA



Cipriano Mera Sanz – anarcosindicalista del comité revolucionario de Zaragoza

El 4 de noviembre de 1897 nace en Tetuán de las Victorias (Madrid, España) el destacado militante anarcosindicalista Cipriano Mera Sanz, conocido también como Chimeno. Su padre, albañil, era también cazador furtivo. Con 11 años, en vez de ir a la escuela, tuvo que ganarse la vida, haciendo todo tipo de trabajitos (setas, vendedor ambulante, guardar animales, camarero, trabajos en una tejería, etc.). A los 16 años entró como peón de albañil y su padre lo afilió en la Sociedad de Paletas «El Trabajo», adherida a la Unión General de Trabajadores (UGT). Cuando tenía 20 años casi sabía leer y escribir, pero se inscribió en una academia y durante ocho meses asistió a clases nocturnas. En 1920, muy desencantado de las actividades ugetistas, toma contacto con círculos anarquistas, conociendo Joan Barceló, Moisés López y Santiago Fernández.

A partir del 8 de marzo de 1921, fecha del asesinato de Eduardo Dato, presidente del Consejo de Ministros, la implicación en el movimiento anarquista es total. Durante el período de la dictadura de Primo de Rivera formó parte de un grupo anarquista que actuaba dentro de la Sociedad de Albañiles, y con este conspiró contra el dictador, sobre todo en la llamada «Sanjuanada». Una vez cayó la dictadura, organizó en Madrid el Ramo de la Construcción de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), del que fue presidente en 1931. Intervino en la organización de los Grupos de Defensa Confederal y formó parte con Buenaventura Durruti del Comité Revolucionario de Zaragoza constituido en 1933, lo que le llevó a la cárcel de Burgos hasta mayo de 1934. Durante el verano de 1936, la huelga de la construcción había paralizado más de cien mil hombres, ya principios de julio fue encarcelado junto con otros miembros del Comité de Huelga de la Construcción.

Cuando se produjo el levantamiento militar de julio de 1936 se encontraba detenido en la cárcel Modelo de Madrid. Una vez fue liberado, el 19 de julio, organizó una «columna» anarquista (un par de camiones y un centenar de milicianos) que tomó Cuenca, que se había levantado y se encontraba en manos de la Guardia Civil, y algunos pueblos de la zona. A principios de agosto combatirá en la sierra de Gredos en el frente de un millar de milicianos formando parte de la Columna del Rosal. Más tarde, la columna de Mera se transforma en la XIV División del Ejército Popular de la cual es nombrado comandante; división que intervino fundamentalmente en la defensa de Madrid en noviembre de 1936 y en las batallas de Guadalajara contra las tropas italianas (marzo de 1937) y de Teruel. En octubre de 1937 es ascendido a jefe del Cuerpo del Ejército y se hace cargo del IV Cuerpo del Ejército; era la más alta graduación alcanzada por un anarquista, lo que provocó protestas de jefes y comisarios comunistas. En marzo de 1939 apoyó el golpe de Estado del coronel Casado, apoyo que fue decisivo para su triunfo. Cuando el gobierno de Negrín abandona España el 6 de marzo de 1939, la situación del Consejo Nacional de Defensa que había terminado de crear es crítica durante los días siguientes frente a la rebelión de una parte de los tres cuerpos de la ejército, dominados por el Partido Comunista de España, que defienden Madrid.

Mera marchó al frente de la XIV División sobre Madrid desde Guadalajara para salvar el Consejo después de una serie de encarnizados combates contra las tropas comunistas en el interior de Madrid. Una vez cayó Madrid, se trasladó a Valencia, exiliándose en Orán (Argelia) el 29 de marzo de 1939, donde fue internado en el campo de concentración de Morand. Tras huir del campo, se irá a Marruecos francés, donde se ganará la vida en Casablanca como peón en la construcción del ferrocarril Tánger-Dakar. Cuando Francia cayó en manos de los nazis, las autoridades franquistas pidieron la extradición de numerosos refugiados españoles en el territorio francés. Detenido en marzo de 1941, fue entregado por el Gobierno de Vichy a las autoridades franquistas el 20 de febrero de 1942 a condición de que no fuera ejecutado. El 26 de abril de 1942 fue condenado a muerte, pero la pena fue conmutada el 15 de diciembre de 1944 por 30 años de prisión. En la cárcel hizo contacto con el secretario de la CNT, Amil, y recibió la visita de enviados de los generales Aranda y Beigbeder que solicitaron ayuda confederal para derribar Franco. El 1 de septiembre de 1946 fue soltado en libertad condicional.

El 11 de febrero de 1947, delegado por el Comité Nacional de la CNT del interior, pasó a Francia para realizar una gestión sobre la unidad de la CNT del exilio, que estaba dividida desde 1945; pero esta misión secreta dejará de serlo cuando el periódico estalinista Mundo Obrero, lo denunciará desde su primera página: «¿Qué ha venido a hacer Cipriano Mera en Francia?», y Mera se vio obligado a permanecer en Francia. Intentó reunificar la CNT sin éxito y luego se alineó con los moderados, partidarios del colaboracionismo antifranquista. En junio de 1950 participó en el Pleno reformista por la comisión pro unidad. Consumada la unidad en 1960 fue el encargado de presidir el mitin confraternal de noviembre de ese año en París. En 1963 se encarcelado en el país galo por su pertenencia a Defensa Interior (DI) y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL). Militó en la Federación Local de la CNT parisina y entre 1965 y 1966 se mostró muy duro con los cincpuntistes y después del tumultuoso Pleno de Burdeos, que dejó en entredicho su honorabilidad acusándolo de haber malversado 5.000 francos procedentes de DI, se integró en la fracción que editaba el periódico Frente Libertario y después Presencia --cenetistes expulsados ​​de la CNT del exilio por el sector Esgleas-Montseny.

En 1974 participó en la conferencia de Narbona. Trabajó de albañil hasta el 72 años en Caen y en la región parisina, y luego vivió en Boulogne-sur-Seine. Cipriano Mera murió 26 días antes de que el dictador Franco, el 24 de octubre de 1975, de una enfermedad pulmonar en el hospital Huguenin de Saint Cloud (Isla de Francia, Francia) y fue enterrado el 30 de octubre, rodeado por una gran multitud de compañeros venidos de todas partes, en el cementerio parisino de Boulogne-Billancour. Escribió poco en la prensa (Mujeres Libres, Frente Libertario y Presencia), pero dejó escrita una autobiografía, Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista, que salió poco después de su muerte y habiendo legado sus derechos de autor al Movimiento Libertario, y que fue reeditada en 2006.

El 4 de diciembre de 2009 se estrenó en las salas comerciales el documental Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera, dirigido por Valentín Figueras y Helena Sánchez, el cual narra mediante documentos inéditos y de manera magistral su vida.

ALEN

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