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lunes, 18 de septiembre de 2023

MI CASUAL ENCUENTRO CON JOSE LUIS GARCIA RUA



Mi casual encuentro con José Luis García Rúa

(El hombre de los cuatro acentos)

Cómo comenzar y expresar lo que siento sin que mi corazón se acelere y mis lágrimas desterradas fluyan sin poder evitarlas.

Cómo contener la rabia que me ocupa.

Recuerdo con emoción contenida la primera vez que, tuve el honor de conocer a José Luis García Rúa. Corría el año 1979, cuando organizamos en Puerto Real, la primera Semana Cultural Libertaria. Como cierre de las Jornadas, celebramos un Mitin en la Plaza del Ayuntamiento donde intervenimos: J.L. García Rúa, Pepe Bondía, J. Luis Coronado y el que subscribe. Aquél puñado de militantes (entre los que me incluyo), quedamos absolutamente impresionados y conmovidos, sobre todo, con la actuación de J. Luis García Rúa que, nos colmó de satisfacción y orgullo por su sapiencia y oratoria a la que, por infrecuente, no estábamos habituados. Muchísimos trabajadores del Astilleros que asistieron al acto, la mayoría afiliados a otros Sindicatos, quedaron gratamente sorprendidos de que nuestra Organización dispusiera de militantes con tanta capacidad y experiencia. Ya se sabe la propaganda denigrante contraria a la CNT que practicaban y practican los Sindicatos, palafreneros del Sistema. Fue éste sin duda el principio anhelado de respeto, con el que desde entonces, percibimos de la clase trabajadora de Puerto Real.

Desde aquél instante, la relación de nuestro Sindicato con José Luis, más que un flechazo, fue un trancazo en toda regla a nuestra débil consciencia. Un entender y comprender en toda su magnitud, el profundo significado del Anarcosindicalismo, cuyos principios, tácticas y finalidades son un todo, soldado al ideal superior del Anarquismo y su ética, como salvaguardia del caudal transformador y participativo, contrapuesto al Sindicalismo reformista que, curiosamente, se autodefine como “Revolucionario y de Masa.“ No sé sinceramente lo que pretenden, con lo de Sindicalismo de “Masa.” Tal vez, la de formalizar Federación de Cooperativas Panaderas, sea la razón última de tal ímpetu Revolucionario.

Tener un padre consecuente, un hermano consecuente y sobre todo un compañero infatigable, un maestro obrero, un enseñante inconmensurable, honrado y coherente hasta la médula, es invalorable.

Cenando un surtido de pescados fritos en Las Golondrinas y después de grata tertulia, me ofreció su primer regalo. Pepe, me dijo, (con esa calma que le caracteriza) con su mano sobre mi hombro: si militas en la Confederación, crece con ella; es duro, muy duro pero, crece con ella y lucha con ella; no te detengas, no te rindas, no hagas oídos a los que, vencidos y derrotados por el sistema, aducen la necesidad de acomodar la Organización a los nuevos tiempos. Tras estas palabras ocultan torcidas intenciones. Si un día te vences y dices “No puedo más y aquí me quedo”, marcha con dignidad y no formes parte de los que, quieren adaptar la CNT a sus chapuceros y personales intereses, sin importarles pervertir los ideales más básicos del Anarcosindicalismo. Su segundo y principal regalo: Su amistad que ya nos dura casi cuarenta años.

Las Semanas Culturales Libertarias que hemos organizado desde 1979, no se habrían podido realizar, sin la inestimable colaboración de José Luís García Rúa. Gracias al profundo respeto que por él siente el mundo de la cultura fuimos capaces de darle un notable contenido de calidad a las Jornadas. Los documentales, películas, exposiciones, conferencias, cantautores etc. Fueron magistral y desinteresadamente expuestos y desarrollados entre otros por: J.L. García Rúa, Agustín García Calvo, Labordeta, Hugo Gómez, Javier Sádaba, Moncho Alpuente, José Luis Morales, Concha Serrano, Isabel Escudero, El Cabrero, Javier Ruibal, Basilio Martin Patino, Andrés Sopeña, López Campillo, González Duro, Gutiérrez Molina, Puente Ojea, Emilio García Wiedemann, García Maroto, Pons Prades…

En estos casi cuarenta años, su cariño hacia nuestro Sindicato se extendió a nuestro pueblo, que él sentía y disfrutaba como propio. Los variados y diversos conflictos donde la CNT jugó, a veces un papel principal, modesto en otras muchas ocasiones, siempre contaron con su inestimable aliento, solidaridad y consejos. A todo ello hay que añadir, las decenas de magistrales y variadas conferencias que nos dispensó. Es imposible concebir la fundación, desarrollo y consolidación de la CNT en Puerto Real, sin el valioso apoyo de José Luis García Rúa: el hombre de los cuatro acentos.

Cuando me disponía a envolverme de cotidiana rutina, recibí una llamada de mi compañero Paco Aragón que me heló la sangre.

- Dime Paco.

- Pepe, he recibido un correo de Granada que dice que José Luis ha fallecido.

¿Cómo? ¡Y una mierda! Esa fue mi primera y atropellada reacción. No lo creía, ni lo quería creer, ni lo debía creer. Pasados unos minutos y apresado el aire que uno puede apresar no nos quedaba otra que organizarnos y junto a otros compañeros partir hacia Granada. Desconcertados y tristes, marchamos en silencio sin rumbo cierto. Sobre la marcha, nos reunimos Paco, Krankel, Manuel, Juanjo, un compañero de Algeciras y yo. Sin tener nada claro, aún confusos, decidimos elegir el itinerario que nos guiara al Cementerio San José. No osamos llamar a su familia porque asumimos, la lógica de sus ocupaciones y desvelos, y, sobre todo, el temor de que nos confirmasen la inesperada noticia. Puesta la dirección en el Tom Tom de los cojones emprendimos las casi cuatro horas de viaje hasta Granada…

… terminamos perdidos por calles veteranas y apretadas hasta que, por azar, encallamos en la Calle de Elvira. Mi asombro, desconcierto e incredibilidad se vio justificado, al entrever, sentado en la terracita del bar “El Enano Rojo y Negro” a José Luis, degustando unos churros y un café con leche. Con su sombrero de alas anchas derivado levemente hacia la izquierda de su rostro. Su mirada perdida, rebelaba el fluir de serenas e inquietas reflexiones.

Perplejo y confuso, me acerco y, como siempre le doy, más que un saludo, un bocinazo. Dios picha, José Luis, qué casualidad. Qué bien te veo; un abrazo cojones míos. Quién me iba a decir que, perdido en Granada te iba descubrir, tomando el solecito en la terraza de un bar.

Hola Pepe, qué sorpresa. Cómo estás… y tus hijos… Hola Paco, y tú y tu familia…y tú, tú eres Kranke el tesorero ¿verdad? Qué hacéis por estos lares y sin que…

Bueno…la verdad es que nos dirigíamos hacia la Alhambra y nos hemos perdido…

Ya, ya… De acuerdo, pero… la próxima me avisáis ¿vale?

Como siempre, degustando su templada presencia y un cortado descafeinado, acometemos la labor inestimable de compartir recientes experiencias. Aprovechando esta inesperada y valiosa ocasión, (superada la imprevista sorpresa por el error cometido) le solicito me precise, cuestiones subyacentes en nuestra Organización que, pienso, son contrarias al Anarcosindicalismo. Viene al caso el despropósito de fingidas y sesgadas interpretaciones (absolutamente fuera de lugar y de contexto) sobre, municipalidad y ciudadanismo: justificado y practicado por militantes y comités de la CNT.

Pepe, ya conoces el desánimo y confusión en la que nadan las ideas. En la Revista de pensamiento y crítica anarquista Adarga correspondiente al mes de Enero de 2013, y con el título de: Nace lo que renace. El horizonte de la CNT, contiene una serie de artículos meritorios que, contestan a tus inquietudes de forma clara y contundente.

De todas maneras y muy sumariamente te apuntaría varias evidencias:

El actual sistema capitalista necesita regenerarse de tantos años de bipartidismo, fomentando y dando cabida al ciudadanismo que, con nuevos nombres y aparente renovación estética, prescindan y desnaturalicen las movilizaciones populares y rehabiliten la socialdemocracia y aquéllas ideologías revolucionarias fracasadas.

El ciudadanismo fortaleció los intereses del PSOE, para debilitar la derecha del PP, que gobernaba ya durante ocho años. Los movimientos y actos masivos contra la globalización, el Prestige, la guerra de Iraq quedaron cercenados con la vuelta al poder del PSOE. Una vez instalados y apoltronados en las instituciones del sistema (Municipios y parlamentos) ¿Qué fue del 15M?

El ciudadanismo y el actual municipalismo, no acepta la lucha de clases ni la transformación social y económica que devaste el capitalismo. Su idea transversal y consumista de la sociedad los aparta de cualquier estímulo transformador. Atemperar los excesos del capitalismo es su meta. Sus armas: puro teatro estético y, la frustración de votantes y consumidores de la clase media, sus razones.

-Verdad José Luis, llevas toda la razón.

Hace bastante tiempo que, militantes y secretarios de los actuales comités de la CNT, se dedican a promover Foros como plataforma para la creación de partidos políticos en nombre de la Municipalidad. El hecho de que un secretario del sindicato forme parte como consejero de un partido en una empresa municipal ya prueba el sentido pseudo revolucionario y transformador del Municipalismo y su falso anarcosindicalismo. Al mismo tiempo se dedican, por puras cuestiones bancarias, a expulsar y desfederar Sindicatos que durante tantos años contribuyeron con su sufrimiento y esfuerzo a su constitución y defensa. Ya exponen su verdadera faz, hipócrita y sin razón. Que mantengan el discurso (no deseado por ellos) de no participar en las elecciones sindicales y, sí promover las elecciones municipales, nos parece, además de una necedad, la más grave contradicción y agresión, al sentido común más elemental. La meta de ésta gente: Acabar con el Anarcosindicalismo en el nombre del Anarcosindicalismo. ¡Manda huevos!

 

-José Luis, cuando nos dimos cuenta de tu presencia, observé que estabas muy pensativo, como…no sé…

-Ciertamente. Ya sabes que, cuando nos hacemos mayores, tendemos a recordar pasajes de nuestra niñez. Este lugar lo visito asiduamente, rememorando tiempos pasados. Recuerdo como si fuese ayer las visitas que mi padre, conmigo de la mano, hacíamos a esta taberna. Entonces se llamaba la Taberna Colectiva. Su dueño, Juanito de Málaga, era uno de los mejores amigos y compañero de mi padre. Juanito sabiendo de la militancia y luchas de mi padre, lo invitaba todos los meses de Julio a pasar unos días en su casa. Juanito anarcosindicalista desde su juventud, ya se bregó en las luchas mineras de Asturias. Más que un bar, era un Ateneo Libertario. Junto a los barriles una coqueta biblioteca, y bajo ellos y dándole continuidad a los mismos, una preciosa tarima donde los trabajadores de distintos gremios, exponían sus ideas y reflexiones. La poesía, el debate y la lectura de comunicados llamando a la solidaridad eran frecuentes. Recuerdo la intervención de un estudiante de Antropología, más tarde doctorado en Ciencia de la Manipulación con el título: CÓMO CARGARTE TU PROPIA ORGANIZACIÓN Y CREERTE MARAVILLOSO. Definitivamente sibilino y pretencioso; de torcida mirada, arquetipo de aquéllos que, en la CNT y en nombre de lo superior, devastan el ideal más hermoso. Entusiasta de Ángel Pestaña, machaconamente sustentaba su discurso, en el positivismo ideológico y de acción, tan necesario en la Ley del Número. Siempre aplaudido y secundado por su eterno acompañante, un hombre mayor de impreciso y obscuro conocimiento y de un verbo ciertamente difícil de digerir y sobrellevar. Frecuentemente ocuparon cargos políticos en el Partido Sindicalista. Juanito los despreciaba con inusitada intensidad. Siempre se repetía con aquello de: ¡Roma no paga a los traidores!... Ya ves Pepe, nada nuevo bajo el Sol.

Pero hoy estaba especialmente doliente y ocupado en ordenar mi memoria. Tenía entonces trece años y sentía un gran aprecio por Las Manolas. Ellas, habituales clientes de la Tasca, me prestaban atención y cariño además de contarme historias maravillosas, sobre los Escritos Carmesí y los amores de Boabdil y Morayma en La Alhambra.

Aquellos días de Julio de 1936 los recuerdo con infinita tristeza. En primer lugar porque mi padre, que ya sabía del posible golpe por los sediciosos, marchó con urgencia hacia Gijón para preparar la probable defensa de la ciudad, ya que, amén de un revolucionario, era el Secretario Local de la CNT. Previniendo la dificultad y peligrosidad de la empresa, le confió mi custodia a Juanito quien, cerrada su Taberna, se dirigió a su ciudad natal, Málaga, a sabiendas de que si lo detenían lo asesinarían. Una de sus cuñadas se encargó de mi custodia y seguridad. El hecho de ser una mujer súper católica y su marido conservador, garantizaba en gran medida mi estancia en la ciudad. Solo habría que esperar el momento adecuado, para mi traslado a Gijón.

La represión en Granada fue brutal a igual que en otros muchos pueblos y ciudades. Pasado casi un mes, y a escondidas, me arriesgué a pasar por la Taberna de Juan, donde desde el exterior patrullaba uno de sus fieles compañeros apodado el “Teclo”. Pasadas varias horas me forjé de valor y le interpelé, no sin antes recibir por su parte una enorme reprimenda por mi estúpido atrevimiento.

¿Qué les pasa a las manolas que por la calle de Elvira

caminito de la Alhambra como un manojo de lilas,

las vi pasar tan contentas deshojando las esquinas

y, ahora, ensombrecido el día retroceden como locas,

 llorando sal por sus venas trenzando sus penas negras?

Aventajando a las garzas Interrogué a la paloma:

si el espejo de la Luna causó cerrojo a su cita.

Las manolas no contestan sus pañuelos no se agitan.

Labios mordidos de rabia, brunos cabellos se arrancan.

La casa de los Rosales donde anidan cinco flechas

la muerte azul examina la trémula verde rama.

La corola de alta cumbre la más cimera montaña

Mulhacén de la concordia Everest del Himalaya

-el mismo que las tres aman- como alas de mariposas

su sangre dorada baja por las tierras de Granada.

Un vaso de odio y venganza colmado de España antigua

no soporta la esperanza del gitano que hondo canta

en la fragua de su vida.

Las tres coquetas manolas no volverán a la Alhambra

a ofrecer flores redondas.

Las tres y las cuatro solas.

 

Gracias al Teclo y a la cuñada de Juan, logré llegar a Gijón. El resto ya lo sabéis: Mi padre muere en la defensa de Oviedo; el exilio y el campo de concentración en las playas francesas; la vuelta a Gijón, los estudios; la Universidades y las expulsiones; mi exilio a Alemania, y sobre todo mi familia y mi militancia en la Confederación.

-Qué te envidio compañero...

Suena el teléfono y me comunica Manuel desde el cementerio que, impera un desconcierto monumental y me pide que vayamos lo más rápido posible. Le asiento y ofrezco a José Luis, llevarlo a su casa. Nos contesta que no puede porque, ha quedado con su hijo y su nieto al que adora.

Después de un enorme abrazo, le comprometimos y emplazamos a participar en el Mitin del Primero de Mayo de 2017, en La Plaza de San Antonio de Cádiz. Ya en la distancia, una breve parada, para atisbar la figura enjuta y alargada, del hombre de los cuatro acentos.

Gracias a una persona mayor de Granada que se dio cuenta de nuestro despiste y pérdida, y que se nos ofreció a servirnos de guía con su moto, logramos corregir el rumbo. Le quedamos sumamente agradecidos por su simpatía y solidaridad. Estos pequeños detalles nos confortan y dan cierta esperanza en nuestra lucha cotidiana.

Alcanzado el cementerio, nos topamos con una escena surrealista. El difunto velado con una bandera rojinegra, pero con la... ¡diagonal invertida!, (causa más que probable de la confusión) realmente correspondía a un militante revolucionario exiliado de Papúa Nueva Guinea.

El que mandó los correos era un tal: Nomeenterodenada@hotmail.com

Cabreados todos los asistentes acordamos por unanimidad exigirle al Secretariado Permanente del Comité Regional la creación de una comisión investigadora, que dé lugar a la ubicación de éste individuo y a su inmediata expulsión de la Organización según estipulan nuestros estatutos. Nos da que este descerebrado, pueda formar parte del comando por la Defensa del Anarcosindicalismo.

De vuelta a casa y ya en la autopista, Paco me pregunta de por qué en varios momentos, he distinguido a Rúa como: el hombre de los cuatro acentos.

La razón, si es que la razón existe, es que, en las variadas y fructíferas conversaciones, de las que me honro haber compartido con José Luis, me acentuaba, entre otras, cuatro virtudes o valores irrenunciables, a saber: El esfuerzo y la voluntad personal por la formación y el conocimiento; la lucha y el compromiso por la emancipación y la libertad; la coherencia con tus ideas y, la honradez como principal bandera.

Homenaje a un hombre irrepetible: José Luis García Rúa.

 Pepe Gómez

Sindicato de Oficios Varios de la CNT – AIT

Biblioteca “José Luis García Rúa  -  Puerto Real

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