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sábado, 7 de noviembre de 2020

NO SE TIRÓ, LO MATARON


NO SE TIRÓ  –  LO MATARON

Cuando la policía de Franco suicidaba estudiantes. Fechas para recordar, 20 de Enero de 1969.

Enrique Ruano Casanova (1948 - Madrid, 20 de enero de 1969) fue un estudiante de derecho y militante antifranquista español, muerto en circunstancias no esclarecidas mientras se encontraba bajo custodia de la Brigada Político Social, la policía política del régimen franquista.

Enrique Ruano Casanova, estudiante y miembro del Frente de Liberación Popular, uno de los grupos políticos que lucharon en España contra el franquismo, murió el 20 de enero de 1969, a resultas de una caída desde la ventana de un edificio, al que había sido llevado por la Brigada Político Social, que le había detenido tres días antes.

EL MOMENTO

1969 comenzó en España en un ambiente políticamente convulso. Las huelgas de obreros y estudiantes contrarios al régimen, dentro de las cuales se debe encuadrar lo ocurrido con Ruano, llevaron al Gobierno a decretar en todo el territorio español el estado de excepción que decretaba la suspensión de garantías y establecía una censura de prensa más estricta, y duró hasta el 24 de marzo.

Enrique Ruano fue detenido el 17 de enero de 1969, por arrojar en la calle propaganda de su partido, y trasladado a Comisaría. Tres días más tarde, fue llevado a un edificio de la calle Príncipe de Vergara (entonces General Mola) de Madrid, para efectuar un registro de la vivienda, y allí cayó por una ventana del séptimo piso.[1]

“El cadáver está en decúbito supino, con los brazos encogidos, así como las piernas flexionadas, habiendo a la altura de la cabeza y hacia el lado derecho un charco de sangre… Se encuentra vestido con ropa interior blanca, jersey azul oscuro, pantalón gris, calcetines verdes y zapatos marrones”, eso decía el atestado del juez.

La muerte de Enrique Ruano, fue considerada por el movimiento antifranquista como un asesinato, y se produjeron diversas movilizaciones en protesta por los hechos.

LAS CONSECUENCIAS

Varios intelectuales, ente ellos Fernando Savater, apoyaron también la tesis del crimen político, del asesinato, que fue creciendo ante las contradicciones de la versión oficial, que fue variando con el paso de los días.

El suceso, fue presentado oficialmente como un suicidio, se dijo que el joven echó a correr y se arrojó por la ventana, e incluso se llegó a presentar un supuesto diario en el que se expresaban ideas suicidas y que fue filtrado a la prensa como del estudiante fallecido.

Manuel Jiménez Quílez, director general de Prensa a las órdenes del Ministro Manuel Fraga Iribarne, movilizó al diario ABC –dirigido entonces por Torcuato Luca de Tena- y encargaron al periodista–policía Alfredo Semprún que con aquellos mimbres preparara un reportaje “definitivo” acerca de las razones del suicidio.

Manuel Fraga llamó por teléfono al padre de Ruano para amenazarle y que así dejara de protestar. Fraga le recordó que tenía otra hija de la que ocuparse. Fraga se refiere en uno de sus libros a que hubo lo que llama “un intento minoritario de declararme persona no grata en la Universidad”.

Dentro del panorama general de los últimos años del Franquismo, el suceso tuvo una repercusión relativa; con mayor fuerza en ambientes universitarios. No hubo una investigación seria de lo ocurrido, aunque hubo una denuncia de varios abogados para que fueran investigados los hechos, que no siguió adelante. La familia consiguió que el Tribunal Supremo ordenara en 1994 reabrir el caso, pero sólo en 1996, 27 años después, fueron encausados los tres policías que se encontraban con Enrique Ruano cuando éste cayó.

El sindicalista José Luis Úriz recuerda en su testimonio “Peleando a la contra” el momento en que fue detenido y torturado cuando estudiaba ingeniería de telecomunicaciones en Madrid por el inspector Juan Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño. Mientras golpeaba a Úriz, otro policía que participaba en el interrogatorio le dijo al torturador: “ten cuidado que se te va a ir la mano otra vez y lo vas a matar”, y respondió según el relato de Úriz: “no importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la ventana y decimos que se quería escapar”.

El abogado José María Mohedano afirmó que ahora se sabe que uno de los policías le disparó antes de arrojarle por la ventana del séptimo piso y, posteriormente, serraron el hueso de la clavícula para que no apareciese la bala, falseando después la autopsia.

El proceso, complicado por la extraña desaparición de algunas pruebas como un trozo de la clavícula del joven, en la que los querellantes dijeron que debía hallarse la evidencia de un disparo, que habría sido para ellos la causa de la muerte, finalizó con la absolución de los tres policías, ante las discrepancias de los Peritos Médicos en el juicio, aunque con un voto particular de uno de los miembros del Tribunal, que disintió de ese veredicto.

El entonces director del diario “Abc”, Torcuato Luca de Tena, confesó que Manuel Fraga Iribarne le dio la orden de publicar anotaciones del diario íntimo de Ruano, manipulándolas a fin de que pareciese una persona inestable que se había suicidado. El comisario jefe de la Brigada Político Social se dejó ver en el juicio como un pobre anciano que se limitaba a recibir las pedradas de los estudiantes. El director general de Seguridad, el coronel Eduardo Blanco, había fallecido ya.

El Tribunal consideró que, en todo caso, se produjo una deficiencia en la custodia del detenido por parte de los agentes, cuya consecuencia fue su muerte. Los tres policías que le detuvieron, Francisco Luis Colino, Jesús Simón Cristóbal y Celso Galván, recibieron en febrero de 1969, un mes después del asesinato, una “felicitación por los servicios prestados”. En total, antes de jubilarse como comisarios, los tres fueron condecorados veintiséis veces. La mayor parte de las condecoraciones les fueron otorgadas después de 1975. Celso Galván perteneció a la escolta de la Casa Real. Él y Colino fueron destinados después a cargos de libre designación dentro de la Delegación del Gobierno en Madrid y Simón fue nombrado Comisario en Torrejón de Ardoz, Madrid, ya con el gobierno del PSOE y José Barrionuevo como ministro del Interior. Nunca mostraron el menor gesto de arrepentimiento ni de pesar.

Enrique Ruano era compañero de colegio de Alfredo Pérez Rubalcaba, ex vicepresidente del Gobierno y exMinistro del Interior de España. La indignación por la muerte de su compañero fue lo que impulsó a Rubalcaba a introducirse en el mundo de la política y a afiliarse al Partido Socialista Obrero Español.

http://www.memoriahistoricacartagena.com

fuente: http://www.lamanchaobrera.es/?p=22713

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